viernes, 30 de julio de 2010

Las corridas de toros mezclados con la política.



Exaltados, integrados, apocalípticos y alguno que aún no tiene una opinión clara. La noticia del día, la prohibición de los toros en Cataluña a partir del año 2012, no ha dejado indiferente a nadie en el mundo de la cultura, muy vinculado a la tradición. A continuación, dejamos algunas reacciones de personajes del mundo del cine, la literatura, el espectáculo y, cómo no, del toreo. ¿Maniobra política? ¿Puñetazo a la cultura? ¿O acaso una decisión que se ha hecho esperar?

Carlos Marzal (autor del libro Sentimiento del toreo): Lo ocurrido es un ejercicio de cinismo político, de hipocresía moral y de oportunismo. Los toros han sido un instrumento y un arma arrojadiza por parte del nacionalismo catalán hacia una cultura que le resulta incómoda. La excusa del supuesto animalismo no me parece creíble. Igual que han hecho la vista gorda con los bous al carrer seguirán tomando foie, pescado, carne... Este día, además, sienta un precedente legislativo muy alarmante, institucionaliza la caza de brujas. También es un día triste para la cultura. Yo presenté mi libro en la Monumental, una plaza a la que acudir era un acto de valentía, porque allí hacen pasillo para escupirte. Me entristece pensar que algún día tendré que contárselo a los hijos y a los nietos de los barceloneses, decirles que una vez allí hubo toros. Sinceramente, no reconozco a la Cataluña abierta y plural. Después de esto puede que alguna comunidad se sienta tentada a continuar, pero creo que primará la cordura, la sensatez y el buen gusto.

Albert Boadella (director teatral): Considero que la decisión del parlamento es completamente coherente con la sociedad catalana actual. El arte de los toros es el más importante del mundo occidental, y no está en la misma tesitura de una ciudadanía que ha entrado en una espiral anodina, cursi, y mediocre. Una sociedad que deja perder este arte no merece más que lo que tiene. Lamento la pérdida por la minoría que lo apreciaba, ya que aunque había poca afición, ésta existía. La decisión muestra una coherencia lógica con el delirio en el que ha entrado Cataluña. Mañana podrían decidir prohibir el music hall. Conozco a mis ex conciudadanos como si los hubiese parido, por lo que ya vaticiné esta situación hará unos tres años. Un día los responsables de estos desatinos serán juzgados severamente, en lo que yo llamo socarronamente los jucios de Ripoll-Nüremberg, ya que han provocado la ruina moral, cultural y económica de Cataluña.

Morante de la Puebla (torero): No creo que sea la persona más indicada para defender el toreo con palabras. Yo lo defiendo en el ruedo, toreando. Es un debate que está envenenado de política. En Cataluña muchos quieren acabar con todo aquello que huela a España. Luego hay muchos antitaurinos que se ponen detrás de la pancarta sin tener ni idea de lo que están atacando. A mí me encantaría enseñarles cómo nace un toro, cómo se le respeta y se le ama, cómo el torero entrega su vida a este rito. Estoy seguro de que si conocieran eso no me llamarían criminal.

Andrés Fagalde Luca de Tena (presidente del jurado del Premio Paquiro de Toros): Los anhelos abolicionistas de un cierto sector de la clase política catalana me preocupan incluso más que la falta de casta del toro bravo. La prohibición es una trampa, porque no se funda en el deseo de proteger al toro, sino en intereses políticos.

Andrés Amorós (escritor y crítico literario): Es, directamente, una operación política, que va en paralelo con los referendum independentistas. Los antitaurinos aciertan en una cosa: la tauromaquia es una seña de identidad española. Pero se equivocan en otra, porque también es muy catalana. Desde el siglo XIV se celebran festejos taurinos allí, es la única ciudad del mundo que ha tenido tres plazas abiertas simultáneamente y muchos de sus intelectuales han estado muy vinculados a ella.

Montero Glez (escritor): El pueblo elige a sus representantes y estos prohiben el ritual argumentando el sufrimiento del toro. El toro no sufre, pues cada vez que el torero le pregunta, citándolo de muleta, el toro responde al juego. Se trata de un juego donde la muerte mata y por lo tanto hay que ser muy artista para ponerse delante de un toro. Lo siento por la afición de cataluña que tendrá que mover corridas de toros clandestinas.

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