viernes, 14 de mayo de 2010

La Fiesta de los Toros en la Cultura y en la Historia (Francis Wolff)

Razón 32: La tradición ha forjado una cultura taurinaAlgunos defensores de las corridas lo hacen arguyendo que debe su legitimidad a la tradición. Y antes eso los antitaurinos lo tienen fácil para responder que la tradición no es un argumento y que la mayor parte de los grandes progresos de la civilización se han hecho contra costumbres bien arraigadas, y por tanto supuestamente legitimadas por la tradición. Enumeran con razón la esclavitud, la sumisión de las mujeres, la pena de muerte, etc. No es menos cierto que hoy continúan existiendo tradiciones absolutamente detestables como el suicidio de las viudas de India o la ablación de niñas y jóvenes de acuerdo con determinados ritos religiosos.
Sin embargo, en Francia una prudente ley (la del 24 de abril de 1951) transcrita también como uno de los supuestos del artículo 521.1 del código penal) declara las corridas de toro lícitas ``cuando existe una tradición local interrumpida´´. ¿Quiere esto decir que la tradición es el motivo de la licitud? De ninguna manera, Lo único que hace la ley es definir su extensión. El matiz es importante. Las corridas de toros son autorizadas porque hay tradición, son allí donde hay. La tradición tiene como efecto forjar una cultura local y una determinada sensibilidad. Es justamente esto lo que confirma una sentencia de la Courd Appel d Agen del 10 de enero de 1996: ``la tradición local es una tradición que existe en un entorno demográfico determinado, por una cultura común, las mismas costumbres, las mismas aspiraciones y afinidades.. una misma manera de sentir las cosas y entusiasmarse por ellas, el mismo sistema de representaciones colectivas, las mismas mentalidades´´.
Éstos son los frutos de la cultura taurina, allí donde existe tradición. Coexistir con discursos taurinos , vivir próximo a los toros, relacionarse desde niño con este magnífico y fiero animal, y tener admiración hacia el toro y su bravura, son elementos que han forjado la sensibilidad necesaria para la percepción de este singular espectáculo. De esta forma, lo que sería visto como un acto de crueldad en Londres, Boston o Estocolmo se comprende, se vive y se entiende en Dax, Béziers, Bilbao, Barcelona, Málaga o Madrid como un acto de respeto inseparable de una identidad.

Razón 33: Fiesta de los toros y defensa de la diversidad cultural
La fiesta de los toros es efectivamente inseparable de las identidades que ha forjado y éstas recíprocamente se han construido gracias a ella. No es posible imaginar las ferias de Nimes o de Pamplona o de Valencia, sin el toro en la Plaza, ni en las calles, ni en los carteles, ni en las exposiciones, ni en las librerías, ni en toda la fiesta, etc. En una época en la que se defiende la diversidad cultural, en la que se pretende resistir la mundialización de la cultura, en la que se lucha contra la uniformización de los valores y de las costumbres, en la que se denuncia la omnipotencia de la dominante y avasalladora civilización anglosajona… ¿no hay que defender las identidades culturales locales, regionales, minoritarias? ¿No hay que defender, ahora más que nunca, los ``pueblos del toro´´?

Razón 34: Unidad de cultura, diversidad e interpretacionesComo toda gran creación humana, la fiesta de los toros expresa valores universales (argumento 31). Como toda cultura popular, es inseparable de la identidad de los pueblos que han inventado o adoptado (argumentos 32 y 33). Pero como toda cultura que es a la vez local y universal, la fiesta de los toros se vice, se siente, se expresa diferente según las ciudades, regiones, o países que la han hecho suya. Lo destacable es que la misma fiesta de los toros, que se desarrolla en la actualidad exactamente de la misma manera en Sevilla, México, Pamplona, Arles, Cali no es, de ningún modo, interpretada de la misma manera en esas diferentes ciudades.
En ocasiones se vive como una desinhibida fiesta dionisíaca, en otras como una ceremonia apolínea, en algunos casos como un ritual receloso. La lidia a veces es vista como un juego de quiebros y fintas, a veces como arte plástico, a veces como una tragedia al anochecer. Las faenas a veces son sentidas como la expresión de la animalidad salvaje y otras como la humanidad más educada. Todas esas interpretaciones de la fiesta de los toros, y muchas más, son posibles, dependiendo de la idiosincrasia de cada pueblo, y hasta de cada persona. Basta con examinar los dos extremos geográficos de España, el País Vasco y Andalucía, para comprender como cada uno de ellos traduce en su propia sensibilidad la universal fiesta de los toros (de la misma manera que se representa hoy a Sófocles en japonés o en alemán). En el norte de España, les gustan los toros duros y fuertes y los toreros guerreros que aceptan sus desafíos. En esos ruedos se admira la audacia, la dominación, y la demostración del poder. La corrida de toros es vista como un rito festivo y como un arte marcial. Sin embargo, en el Sur, prefieren los toreros artistas y los toros que se presentan a ese juego. En esos ruedos se admira la elegancia, la gracias profunda y la armonía sensual. La corrida de toros es una de las bellas artes, algo entre la tragedia y la escultura. En Francia, sólo el Sur es taurino y el contraste está entre Oeste y este.
Cada pueblo dispone de multitud de maneras para adaptar y traducir a su propio vocabulario cultural el mensaje universal de la fiesta de los toros.

Razón 35: La cultura taurina y la ``alta cultura´´
Todo lo expuesto inscribe la fiesta de los toros dentro de las grandes manifestaciones de la cultura popular (argumento 29 y 34). Con la variedad innumerable de tauromaquias que los pueblos taurinos han inventado, en su territorio, ocurre lo mismo. Pero lo que le diferencia a la fiesta de los toros de una simple manifestación folclórica es haber sido adoptada y convertida en objeto de reflexión de la cultura ``culta´´. La universalidad de la fiesta de los toros no es solamente la de los valores que transmite (argumento 31) sino también la de los mundos artísticos y cultos donde ha sido acogida y la de las obras que ha producido en las demás artes. ¿Pintura? Sólo hay que citar los nombres de Goya, Delacroix, Doré entre muchos otros…. Refiriéndonos a escritores, podemos mencionar a Góngora, Mérimée, Manuel Machado etc. Sin olvidar la música de George Bizet, Isacc Albéniz, las esculturas de Benlliure, y en las artes del siglo XX dentro de la fotografía la obra de Clergue, en el jazz las composiciones de Dolphy , y en e l ámbito de la alta costura las creaciones de Lacroix, y en el cine las películas de King, Luis Buñuel etc.
¿Cómo explicar que una tradición tan particular, y aparenetemente tan limitada histórica y geográficamente , haya podido inspirar las obras de artistas pertenecientes a modos de expresión , nacionalidades, horizontes y estilos tan diversos, si no fueran por que la fiesta de los toros encierra en sí misma tantos tesoros de expresión artística (argumento 39 a 43) y tantos valores humanistas (ver argumento 36 a 38)

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