miércoles, 31 de marzo de 2010

50 razones para defender las corridas de Toros ( Francis Wolff)

Razón 4: ¡Si un toro fuera torturado huiría!

La lidia no pretende torturar a un animal indefenso, sino más bien al contrario consiste en hacer pelear a un animal naturalmente predispuesto para la lucha (de ahí el nombre de toro de lidia) Tenemos dos comprobaciones empíricas evidentes: si se le hiciera la prueba del puyazo a cualquier otro animal (un buey o un lobo), huiría inmediatamente, puesto que la fuga es la reacción inmediata de cualquier mamífero ante una agresión. Sin embargo, el toro de lidia, lejos de huir redobla sus acometidas. Segunda comprobación: cuando se le hace sufrir a un toro de lidia una verdadera ¨tortura¨ (por ejemplo, una descarga eléctrica como es el caso de algunas vallas electrificadas), se escapa y huye. Este comportamiento es justamente el contrario al de su reacción normal durante la pelea en el ruedo.

Razón 5: Hablar de tortura ¿no es confundir al hombre con el animal?

La tortura es una de las más abominables prácticas del mundo. Sea cual sea su finalidad, no puede ser nunca justificada. Llamar a cualquier cosa tortura, y especialmente hacerlo con las corridas de toros ¿no es más bien banalizar el uso de la palabra y así atenuar la condena sin remisión de esta innoble práctica? (y eso por no referirnos a todos aquellos que se rebajan a aludir al nazismo …. ¿no estaríamos cerca de una forma de negacionismo?). Queriendo agravar el supuesto maltrato del toro que pelea, recurriendo a una palabra destinada a impactar en la imaginación ¿no están corriendo el riesgo de hacer más benigna la verdadera tortura? Sería como decir que la insoportable e interminable tortura del potente prisionero político que se halla en el fondo de una celda, es lo mismo que la pelea de un animal bravo en el ruedo. ¿No constituye esto un auténtico insulto a todos los torturados del mundo?

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