Por Juan Bernardo Cevallos
Las ganas de sentir ese cosquilleo en el hotel,
Aquella sobria incomodidad al apretarse la taleguilla,
La devoción al encomendarse a los santos,
La necesidad de pegar un forzado al pausado y eterno momento antes de salir.
Vivir en torero.
La gratitud de saludar con el aficionado,
La certeza de escuchar con atención los consejos del experimentado subalterno,
El conteo para que se acaben los sustos en el callejón.
Mucha suerte y enhorabuena pa’ todos; aquí salimos a matar o morir.
Vivir en torero.
El garbo del lento caminar en el paseillo,
Los pies dibujando cruces en la arena,
Algunos golpes en la madera de las puertas,
El desfile acompasado por el “run-run” que proviene de los toriles.
Vivir en torero.
No más de tres verónicas de salón terminadas con una media.
A taparse; pues comienza otra historia.
Abaniqueos y comentarios embellecidos con delantales de color rosa y amarillo
Se complementan de pedazos de polvo que buscan nublar el mágico momento.
Jamás se encontrará en otro que hacer tal sentimiento.
Vivir en torero.
Un “Vamos ya” que viene desde lo profundo del alma.
Consentir al burel por delicados doblones.
Conseguir ligar arte y despaciosidad,
El doblarse en los riñones.
Vivir en torero.
“Ole por ti y por tu madre chaval”,
Salen desde los labios de aquel anciano que jamás desconfió de su pupilo.
De aquel quien supo ver en esos derechazos defectuosos, algo de duende y estilo.
Los apéndices, las puertas grandes, el sentarse en hombros,
Ya vendrán.
Por ahora haz lo que te gusta; vive como te gusta.
Vive en torero.
La necesidad de pegar un forzado al pausado y eterno momento antes de salir.
Vivir en torero.
La gratitud de saludar con el aficionado,
La certeza de escuchar con atención los consejos del experimentado subalterno,
El conteo para que se acaben los sustos en el callejón.
Mucha suerte y enhorabuena pa’ todos; aquí salimos a matar o morir.
Vivir en torero.
El garbo del lento caminar en el paseillo,
Los pies dibujando cruces en la arena,
Algunos golpes en la madera de las puertas,
El desfile acompasado por el “run-run” que proviene de los toriles.
Vivir en torero.
No más de tres verónicas de salón terminadas con una media.
A taparse; pues comienza otra historia.
Abaniqueos y comentarios embellecidos con delantales de color rosa y amarillo
Se complementan de pedazos de polvo que buscan nublar el mágico momento.
Jamás se encontrará en otro que hacer tal sentimiento.
Vivir en torero.
Un “Vamos ya” que viene desde lo profundo del alma.
Consentir al burel por delicados doblones.
Conseguir ligar arte y despaciosidad,
El doblarse en los riñones.
Vivir en torero.
“Ole por ti y por tu madre chaval”,
Salen desde los labios de aquel anciano que jamás desconfió de su pupilo.
De aquel quien supo ver en esos derechazos defectuosos, algo de duende y estilo.
Los apéndices, las puertas grandes, el sentarse en hombros,
Ya vendrán.
Por ahora haz lo que te gusta; vive como te gusta.
Vive en torero.
2 comentarios:
muy bueno el texto y ole, me gustaria ver y que otra veronica mas a menudo joder.
Que bueno saber que ya tenemos una forma de comunicar el arte y la afición felicitaciones a quienes hacen la página de SOMOS ECUADOR... olé
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