miércoles, 14 de septiembre de 2011

Quito y nuestra defensa de los toros


Quito, 12 de septiembre de 2011

Estimados Juan Lamarca, Javier Hurtado y Carlos Ruiz Villasuso:

Como Ustedes conocerán, trabajé para el Gobierno del Presidente Correa con un cargo ministerial hasta enero de este año.
En diciembre del anterior, el mismo Presidente anunció la posibilidad de incluir en la consulta popular, que luego se llevaría adelante en mayo del año en curso, una pregunta relacionada a la fiesta de los toros en Ecuador.

Desde entonces, y hasta enero, no solo por la pregunta de los toros, sino por la absurda consulta popular planteada – atentatoria a los fundamentos democráticos de nuestro país, a las libertades de nuestros ciudadanos y a la independencia de los poderes del Estado- intenté desmontar esta idea absurda desde dentro del Régimen. Ante la imposibilidad de que internamente se sensibilicen ante tamaño daño para el País, con el movimiento político al que pertenezco, Ruptura de los 25, decidimos salir del acuerdo político que teníamos con el Movimiento País- el partido político de Rafael Correa.
Desde enero hasta mayo, buscamos los aficionados ecuatorianos todas las maneras de persuadir a los ecuatorianos y particularmente a los quiteños a votar negativamente a la iniciativa oficial. Y cuando digo todas las maneras me refiero a intervenciones en medios de comunicación, publicidad pagada, marchas taurinas en contra de la pregunta, activaciones de todo tipo con aficionados, encadenamientos de los toreros de luces, además de festejos taurinos para unir al mundo del toro en contra de este embate político antitaurino.
En todas estas actividades hubo rostros del mundo del toro que por una vez se encontraron fuera de los ruedos o inmediaciones de una plaza de toros con la única causa de que no nos quiten nuestra razón de vivir.

Desde los toreros, que tuvieron un rol protagónico, desempolvando sus trajes de luces para sacarlos a las calles y demostrar desde su valor y pundonor por el daño que les y nos harían; pasando por los ganaderos, que se sumaron a cada actividad dejando su campo para tomarse la ciudad, en noches clandestinas de tomar las paredes por lienzos en los que lloraron su dolor; o los aficionados que sin intereses de ningún tipo se agruparon en torno a las redes sociales para recordarnos que son ellos nuestra razón de vivir, cuando emulando a los actores protagónicos de nuestra fiesta, se dejaron sus horas y días sin ánimo de ovación.
En mayo ganamos todas las plazas que buscamos, menos la más importante, Quito. Lo que inicialmente estaba visto como una barrida abrumadora en nuestra contra – imaginen ustedes como a una minoría cultural le pusieron a pelear con una mayoría ajena a nuestra realidad con todo el apoyo de la publicidad oficial y la popularidad del Presidente de la República; imaginen ustedes una consulta popular en su España natal y ni piensen en su resultado- terminó en una pírrica y triste derrota. En Quito nos ganaron 54% el SI a 46% el no.

No creo que puedan imaginarse el dolor que esto ha significado para todos los actores de la fiesta de los toros en Ecuador. Y casi me atrevo a afirmar que no lo podrían hacer, porque después de que Ustedes sentaron el primer precedente en España con la abolición de las corridas de toros en Barcelona – con ni siquiera la mitad de la pelea que nosotros dimos- países como el nuestro solo siguen una ola antitaurina muy fuerte.
Nosotros no peleamos por nuestra afición. Por aficiones iremos al fútbol, acaso al teatro o veremos películas con estrambóticos efectos especiales.
Nosotros nos hemos dejado la piel, por nuestra razón de vivir. Nosotros abandonamos nuestra realidad pensando en nuestros hijos y en los hijos que de ellos vendrán. Les aseguro que si Ustedes, que conocen bien esta fiesta en las horas alegres del Quito soleado y la plaza llena, no reconocerían a los taurinos que hoy cabizbajos intentamos re significar nuestras vidas.

Y lo vamos haciendo, estimados amigos. Vamos haciendo camino en discusiones internas necesarias que nos permiten reencontrarnos con nuestra nueva fiesta de los toros. Esa nueva fiesta de los toros en Quito, ya no podrá contar con la muerte como el colofón final de la obra de arte que nosotros y Ustedes tanto hemos amado.
Esas discusiones hoy giran en torno a la ordenanza taurina que regirá Quito. Una de las propuestas es la que Ustedes hacen referencia, en la que se elimina gran parte de lo que conocemos hoy tradicionalmente y la otra propone solamente eliminar lo concerniente a la muerte. Al final, la tesis que ganó en el Consejo Metropolitano es la de eliminar el tema de la muerte dejando intacto todo lo anterior. El Fallo del Comité Taurino del Municipio de Quito se dio ayer lunes 12 de septiembre.
Me permití escribir con algún detalle toda nuestra historia, porque por lo que reviso en los portales de Internet, en los blogs y en algunos escritos taurinos, me imagino que la visión que Ustedes, desde tan lejos tienen, está marcada por el miedo que esto se riegue al mundo. A nosotros, lo que se dio en Barcelona ya nos hirió, muy profundamente, y aquí seguimos dando la pelea. Intentando emular al animal que tanto respetamos.

Les escribo porque tanto como desde España debe parecer un absurdo una consulta popular, una discusión de ordenanza taurina o una fiesta de los toros sin muerte del animal en la plaza, para nosotros que somos los que sufrimos los embates de estos nuevos tiempos –nuevamente iniciados en su Barcelona de España- nos resulta asombroso y por supuesto nítidamente absurdo, que nuestros aliados naturales, nuestros amigos de tantos años, nos peguen otro puyazo a toro pasado.
Lo que leemos de Ustedes pasó de la sorpresa al absurdo.
Nosotros contamos con la fiesta de los toros en el mundo para reinventarnos –aún cuando defendimos como nadie, que no se reinvente nada- para lograr que a nuestros hijos,además de los placeres de los teatros, los estadios de fútbol y todos los ingredientes que esta vida descafeinada “newage” nos plantea, tengan en esta fiesta una alternativa maravillosa de un espectáculo profundo. Y para necesitamosel apoyo de miles de aficionados como Ustedes.

Nosotros no sabemos vivir sin toros. Nacimos con ellos y queremos morir viendo cada diciembre nuestra plaza llena. Para ello, que el mundo del toro se vuelque con nosotros es indispensable. Para ello que vengan las figuras del toreo es esencial. Y ellos, los que se juegan la vida nos dicen que sí – según entiendo, la enorme mayoría nos ha dicho que sí-, vienen a mojarse y mancharse con nosotros los quiteños que tantos alegrones les hemos dado. Ellos, los toreros, nuevamente se lanzan al ruedo a jugarse la vida, solo que esta vez el embate parecería no ser solo del toro.

Hoy, esas figuras del toreo que han decidido venir, son más figuras que nunca. Hoy demuestran que no cuentan con la palmada en la espalda para decidir jugarse por este Quito que se ha hecho de a poco un espacio en el mundo taurino. Y si Quito lo ha hecho es por la fuerza que le han impregnado los aficionados ecuatorianos, los toreros ecuatorianos, los ganaderos ecuatorianos, los empresarios ecuatorianos y nuestros hermanos españoles.
Debo comentarles que hay aficionados muy buenos, que por opción personal, después de este tan duro golpe, han decidido no volver a la Plaza de Toros. Nosotros, quienes hemos optado por empujar el carro y reinventarnos en esta nueva fiesta, los respetamos profundamente. Comprendemos su dolor y esperamos reencontrarnos en esta nuestra y su Plaza pronto. Pero que yo conozca, ninguno de ellos ha hecho una campaña pública para que nuestra Feria “Jesús del Gran Poder” se vea afectada.
Ojalá, en los lugares que ellos dejan vacíos, se sienten miles de nuevos aficionados que se ven a diario en los alrededores de la fiesta de los toros en el Ecuador. Ojalá en los que nosotros dejaremos, lleguen otros, y en el lugar de ellos otros. Hasta que mis hijos y nietos peleen para conseguir un lugar en esta Fiesta que nos engrandece.

Hace un par de años, cuando ya defendíamos la Fiesta de los Toros en otro de los embates antitaurinos, recuerdo las palabras de un Matador de Toros ecuatoriano que cuando explicaba a las autoridades del momento su relación con la Fiesta de los Toros les decía que él no vivía del mundo de los toros, que era al contrario, el mundo de los toros era su razón de vivir.
Yo, a Ustedes, los conocí en este lindo Quito de mi vida. En la misma plaza de toros que hoy intentamos evitar que se vacíe.
Estoy seguro, de que tanto como yo siento mis palabras al escribirles por “quiteñas” esta carta, Ustedes las sabrán entender en el contexto de nuestra realidad actual y en el trasfondo de ayuda real, en forma de toque sutil, que ella intenta plantear.


Con un sincero abrazo desde esta mitad del mundo que los espera cada diciembre,
Juan Sebastián Roldán

P.D: Por este medio les solicito con el propósito de que sus lectores conozcan la realidad que hemos vivido los ecuatorianos, brindarle a esta carta el mismo espacio que han tenido sus escritos criticando las distintas propuestas de renovación que hemos debido hacer a nuestra querida fiesta, para que en diciembre tengamos una nueva Feria “Jesús del Gran Poder”.


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