Por : Gonzalo Mauricio Sánchez V.
Sobre el campo bravo ha caído la tarde . Un último rayo de luz que ilumina los pastos amarillos y secos fruto de un interminable verano se defiende ante la majestad de la noche que impone su silencio y cita al ganado para su último alimento del día.
A lo lejos , entre negras montañas , brillan miles de luces aglutinadas en un callejón del cual se desprende la vida . Es San Francisco de Quito. Ciudad colmada de feriantes.
“Cantaor “ toro bocinero , zaino , facado y listón recorre la dehesa mirando al cielo sorprendido de que las estrellas ya no estén , que se hayan caído en medio de los Andes . Hacia allá fueron sus hermanos el año pasado para nunca más volver . De la ciudad de la luz no se vuelve , pues , cada diciembre, ella enaltece al arte cuando lo encuentra entre la vida y la muerte , Quito…. Luz de América .
En los rincones de sus calles recoletas nacidos en las tardes de los claro oscuros de sus plazas bañadas de sol tejen las filigranas en los alamares de los trajes de luces las manos delicadas de las monjas inspiradas , con seguridad, en los retablos de la Compañía cuya luminosidad ha enceguecido la vista y ha iluminado las almas por más de cuatrocientos años en esta ciudad que era un solo convento.
miércoles, 28 de octubre de 2009
FERIA DE LUCES
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