FESTEJOS TAURINOS EN EL PRIMER CENTENARIO DE LA BATALLA DE PICHINCHA
Por: Vicente Moreno
A finales de 1919, se crea la “Junta del Centenario para preparar las fiestas para conmemorar el “24 de Mayo”, en 1922, programa en que tomarán parte los Poderes Públicos, Corporaciones y el pueblo. El extenso programa de fiestas acordado por la Junta tomó en consideración actos civiles, religiosos, militares y públicos pero no lo hicieron con los festejos taurinos programados con cuatro corridas de toros. Curiosamente, el público de Quito acudió todos los días a las corridas programadas de la temporada, los diestros actuantes eran españoles.
La propaganda taurina comenzó el 6 de mayo de 1922, con grandes titulares publicados en la prensa escrita local y en programas tipo cartel que reseñaba: Inauguración de la temporada del Centenario. El domingo 14 de mayo de 1922, con los afamados matadores Pedro Maizal “Belmontito” y Antonio Reyes “Nacional”. 6 toros colosales – de Pedregal – cantinas bien servidas. En otro cartel del 17 de mayo se reseña: “ Inauguración de la Temporada del Centenario. El Domingo 21 de mayo de 1922. Reaparición del célebre espada Francisco González “Faico” y los afamados matadores “Belmontito” y “Nacional”. Cuatro banderilleros- 6 Toros de muerte-6. Cantinas bien servidas. Los carteles referían …” habrá un precioso juego de banderillas de lujo obsequiadas por distinguidas señoritas de esta capital, las cuales serán colocadas por los matadores. ”La Compañía dedica esta corrida a la Federación de Estudiantes, a las instituciones Humanitarias y patrióticas, así como a los señores capitalistas e industriales.
La propaganda taurina comenzó el 6 de mayo de 1922, con grandes titulares publicados en la prensa escrita local y en programas tipo cartel que reseñaba: Inauguración de la temporada del Centenario. El domingo 14 de mayo de 1922, con los afamados matadores Pedro Maizal “Belmontito” y Antonio Reyes “Nacional”. 6 toros colosales – de Pedregal – cantinas bien servidas. En otro cartel del 17 de mayo se reseña: “ Inauguración de la Temporada del Centenario. El Domingo 21 de mayo de 1922. Reaparición del célebre espada Francisco González “Faico” y los afamados matadores “Belmontito” y “Nacional”. Cuatro banderilleros- 6 Toros de muerte-6. Cantinas bien servidas. Los carteles referían …” habrá un precioso juego de banderillas de lujo obsequiadas por distinguidas señoritas de esta capital, las cuales serán colocadas por los matadores. ”La Compañía dedica esta corrida a la Federación de Estudiantes, a las instituciones Humanitarias y patrióticas, así como a los señores capitalistas e industriales.
Los estudiantes que vayan con su respectiva gorra tendrán hasta el 25 % de descuento”. El valor más alto de la entrada era de 15 sucres el palco y la más económica 0.50 centavos de sucre la entrada al tendido alto de Sol. Habrá un toro de reserva.” La temporada taurina se prolongó hasta el 25 de junio del mismo año, repitiendo los toreros y con la misma ganadería de “El Pedregal”. Se volvió a dar una corrida más en el mes de julio como despedida del torero español “Faico”, como corridas de la Temporada del Centenario.
Las corridas de celebraron en la única Plaza de Toros que había en Quito, esto es la llamada Plaza de Toros de San Blas, o de la “Antepara”, que años más tarde en 1930, se la bautiza como “Belmonte”. Los toreros invitaron a las autoridades de Gobierno, Ministros y Cuerpo Diplomático. Asistieron miembros del Ejército y Policía. La Banda Militar de Música del Regimiento Bolívar fue la encargada de amenizar el espectáculo entonando pasacalles y pasodobles.
De acuerdo a las crónicas publicadas de la prensa local, y con la demanda por parte del público por repetir las corridas –prolongadas hasta el mes de julio de 1922- esta programación taurina evidencia una importante acogida y agrado por parte del pueblo.
De acuerdo a las crónicas publicadas de la prensa local, y con la demanda por parte del público por repetir las corridas –prolongadas hasta el mes de julio de 1922- esta programación taurina evidencia una importante acogida y agrado por parte del pueblo.
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